viernes, 24 de julio de 2009

El caminar

Parece mentira como el largo recorrido de nuestras vidas pasa en un instante. En cada segundo, en cada minuto, en cada hora... nos pasan cosas tanto buenas como malas que hacen que todo tenga o pierda el sentido.

Pero en realidad, no tenemos que tener en cuenta esto, de como en cada segundo que pasa se escapa un poco de y de todo, sino que en cada segundo hay que disfrutar de todo lo que nos pasa con indiferencia de su naturaleza, todos dicen que lo que acontece tiene su razón de ser, así que no hay que dar más vueltas a lo que nos pasa, a las decisiones que tomamos... sino disfrutar cada instantante como si fuéramos niños.

Tanto en el inicio de nuestro caminar...

... en el que todo es nuevo y desconocido. Es un mundo que se abre ante nosotros y que está esperando a que descubramos todo lo que nos ofrece.

Una vez que empezamos a descubrir este mundo empezamos nuestro propio caminar, antes guiados por los que nos enseñaban, que nos daban la mano para no perdernos, pero ahora llega el momento de soltarse de esa mano y empezar a vivir lo nuestro.

Por la ciudad...

... descubriendo los recovecos que esconde.

Por la playa...
... con el sonido del mar, las olas, los tiritares propios de salir del agua, tomar el sol...

De relax...

... disfrutando del silencio, de la música, de todo aquello que te apasiona.... o simplemente estando en tu propio mundo.

Pero no solo está la ciudad y la playa con sus veranos, otoños, primaveras e inviernos. Sino que esta el disfrutar con la persona amada, aquella que con solo mirarla sabes que está pensando, la que te hace reír en los días buenos pero también en los duros, la que te acompaña allá donde vayas, con la que disfrutastes de tu primer beso y cada unos de ellos te parece el primero...

... la que por más que la miras nunca te cansas de mirar, la que abrazas y con cada abrazo sientes aún más amor, la que aunque pases todo el tiempo del mundo nunca te aburres de estar con ella... en definitiva, a la persona que quieres.

miércoles, 22 de julio de 2009

La ola asesina

Todo comenzó como un día normal, estábamos decidiendo si ir a la playa o quedarnos por la ciudad porque el día anterior había estado lloviendo, y nos había empapado una tormenta que nos cogió de sorpresa, pero finalmente decidimos ir a la playa ya que era nuestro penúltimo día allí.

Cogimos nuestras cosas (toallas, bronceadores, cartas, paletas... el kit necesario para un buen playero) y nos dirigimos a la playa a pasar la mañana como cualquier veraneante en su ciudad de vacaciones.

Tras aparcar el coche en el parking nos dirigimos a bajar la cuesta que nos llevaba a la playa colocamos nuestras toallas y nos pusimos a jugar y a pasear, pero como era nuestro penúltimo día teníamos ganas de bañarnos aunque el agua estaba revuelta, había mucho oleaje y bandera amarilla, pero nosotros como valientes nos adentramos en el mar (bueno no mucho porque te tapaba muy rápido y tampoco era cuestión de ahogarse).

Durante un buen rato estuvimos bañándonos, jugando con las olas que nos tiraban por su fuerza y riéndonos por este motivo. Pero llego el momento de salir del agua y ni el tamaño ni la fuerza de las no disminuían pero fuimos valientes y nos dirigimos hacia la orilla.

Pero entonces llego ella...


... la ola asesina. No se cuanto mediría pero en ese momento nos pareció una ola muy pero que muy grande. El caso es que nos pillo saliendo del agua y lo peor que te puede pasar es que rompa una ola grande cuando intentas salir porque te arrolla. Y eso es justo lo que nos paso que al salir nos arrollo y pasamos unos por encima de otros, comimos arena, nos sacamos media playa de nuestros respectivos bañadores, no veíamos el momento de sacar la cabeza fuera del agua... pero eso no fue lo peor sino que uno de ellos salio herido.

La herida al llevarla la ola clavo su rodilla y se le movió para un lado. Cuando por fin salio del agua tras varios intentos porque el agua nos seguía empujando y ésta no podía salir por su propio pie. Finalmente consiguieron sacarla del agua para que un socorrista le tocara con un dedo y le dijera "si quieres una crema ven a pedírmela". Una crema para que querría una crema en esos momentos con el dolor que sentía... pero bueno contemos que la intención fue buena.

Al pasar un rato más en la playa decidimos irnos porque era la hora de comer y fue en ese momento cuando a la herida se le removieron las tripas al ver la cuesta con numerosas escaleras que tenía que subir. La sillita la reina fue una de las protagonistas en la subida de la cuesta que fue fácil de bajar pero no tanto de subir, pero se consiguió, unos tramos a la sillita la reina y otros con una velocidad que hasta un caracol la superaría.

Ahora la herida sigue cojeando y con una lesión (hasta se ha tenido que ir a hacer una resonancia en la rodilla para que le diagnostiquen bien la lesión, y que agobia de ese hueco tan pequeño cuando la meten a una allí).

Con esto quiero decir: tener cuidado con las olas en ocasiones son peligrosas.

lunes, 6 de julio de 2009

Erase...

Erase una vez que se era (para empezar como cualquier cuento de los que nos leían de pequeños) un pequeño duende rojo que salía a cazar mariposas por las tardes y una pequeña estudiante que iba por las tardes a inglés, gimnasia rítmica... como cualquier niña pequeña que empieza el colegio y sus padres quieren que vaya a cuantos más sitios mejor.
Este pequeño duende y la pequeña estudiante empezaron a crecer y crecer dejando atrás el trabajo de duende y el de estudiante con demasiadas clases para convertirse en dos jóvenes apuestos, cada uno viviendo sus vidas sin tener conocimiento que algún día se conocerían.
El duende rojo y la pequeña estudiante un día se conocieron por medio de una manzana (la pequeña tenía que llevar esa manzana al duende) pero el motivo por el que se iban a conocer se le olvido a la pequeña pero no paso nada, ambos se empezaron a conocer ese día sin manzana pero con unas pipas en común.
Pasaron toda la tarde juntos de risas y empezaron a ver que podían seguir viéndose para conocerse mejor. Y así fue, tras este pequeño encuentro por la manzana de por medio siguieron quedando y pasándoselo cada vez mejor.
La pequeña historia de estos pequeños personajes se junto en un momento por ahora y por siempre.