sábado, 11 de febrero de 2012

Quieta...

Y allí me quedé... quieta, no conseguía que mis músculos se movieran, sólo podía parpadear (y porque mis ojos no podían aguantar más en mi posición catatónica, desconectada de este mundo pero viviendo en él).
Quieta ante la soledad que me iba persiguiendo hasta encontrarme allí quieta.
No podía hacer nada... No quería hacer nada...
Y durante unos instantes llegué a esta conclusión: Vivo en este mundo pero sin vivir en este mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario